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puede definirse diciendo que es la corre-
lación entre el pensamiento, la palabra y
el hecho. Cuando el pensamiento en el es-
pirita corresponde al hecho, y la palabra
en el lenguaje se ajusta al pensamiento,
el circuito de la verdad está completo. Y
luego, del punto de vista de la transmisión
de este espiritu de verdad, la enseñanza
de la ciencia tiene sobre las demás mate-
rias la ventaja de que la naturaleza tan-
gible, de que los hechos de que se ocupa
permiten notar la menor desviación de la
verdad».
Hablando de esta misma influencia mo
ral de la ciencia, y en particular las ma-
temáticas, M. Bioche, observa, que «toda
operación está sujeta á error, y son nece-
sarias siempre las verificaciones; de donde
concluye que el operador, al hacer constar
que puede equivocarse al hacer una mul-
tiplicación, se siente llamado á la práctica
de una virtud moral propiamente dicha, la
virtud de la modestia». Lo que en letras
y filosofía es imposible en un sentido ab-
soluto, en ciencias es lo más natural y
propio: la obra personal del alumno, que lo
estimula y lo apasiona para el trabajo y la
experimentación.