Full text: Juan Moreira

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ira que salía a sus ojos, paseó en seguida la vista por todos los 
que estaban presentes y soltó una. carcajada tan espontánea, tan 
cosquillosa, que los demás paisanos rieron también a pesar de 
la ira del teniente alcalde. E ! 
| Este se puso densamente pálido, sacó un revólver de la cin- 
tura y apuntando con él a Blanco hasta apoyárselo sobre la 
frente: | | ¡ | 
- —0O sale usted afuera, le dijo, para no volver más, o me 
entrega sus armas dándose preso. 
Un estremecimiento poderoso recorrió el cuerpo de los tes- 
tigos de este lance, pues sabían que el teniente era hombre de 
cumplir al pié de la letra lo que había dicho. 
uan Blanco se levantó lentamente de la silla y sin quitar +. 
su mirada poderosa de la mirada de su adversario, le respondió 
de esta manera. 
— Yo he jurado no matar sino amenazado de muerte, cuando 
me obliga a defender la vida y para salvarla no tengo más re- 
medio que matar —sin embargo esta noche me copo a mi mismo 
la banca, y quiero ser indulgente con usted, a pesar de ser jus- 
-— ticia, retírese y no me moleste. : 
El teniente alcalde dió un gran tacazo en el suelo, y apo- 
yando la boca de la pistola sobre la frente de aquel hombre 
- que no se movió: ¡marche, canejo! — marche le digo; o le hago 
- volar el mate con la basura de porra que tiene adentro. 
Blanco no hizo el menor ademán de sacar las armas que lle- 
vaba en la cintura, pero con una rapidez imponderable metió 
el brazo izquierdo, desviando de sobre su frente el arma del te- 
niente alcalde, y le dió en la cabeza tan recio puñetazo, que lo 
lanzó como un fardo de lana hasta los pies del acordionista. 
- En seguida se precipitó sobre él, le arrancó de la mano el 
revólver, y lo hizo volar por la puerta a una gran distancia. 
Los circunstantes quedaron helados confesando con la ató- 
<nita mirada, que nunca habían visto un hombre tan guapo y 
tan limpio para dar una cachetada. o 
-———Toquen la música, maulas, gritó Blanco, después de haber 
- empujado hasta un rincón el cuerpo del teniente alcalde — toquen 
la música para que no se enfríe la gente, y salió con la paisana, 
- causante de la querella, al compás, de la música que se apresu- 
-raron a ejecutar los del acordeón y la guitarra. 0 
Antes de que terminara la pieza que se bailaba, el teniente 
calde se había repuesto completamente del moquete y ence- 
guecido por la ira y la venganza se había lanzado sobre Blanco, | 
cuchillo en mano, quien apenas tuvo tiempo de meter el brazo 
y evitar la primera puñalada. 
 
	        
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