y de ma constitución poderosa—contaría entonces unos cuarenta
- y Cinco años. A : A AS
Eva un hombro de larga foja de servicios en las pulperias,
donde había conquistado la terrible reputación que Asa.
El choque de estos dos hombres debía ser fabuloso.
Leguizamón estaba reputado de más hábil peleador que Mo-.
reira, pero éste. debía compensar aquella inferioridad, con su
angre fria asombrosa de que diera tantas pruebas. TL
- Moreira era ágil como un tigre, y bravo como un león — la
pujanza de su brazo era proverbial y su empuje ineludible.
e E DFO Leguizamón tenía una vista de lince, su facón era un
elámpago y su cuerpo una vara de mimbre, . que quebraba a
su antojo. : e . o e pe
- A Moreira habían dicho todo esto, pero al escucharlo el pai-
sano habia sonreído con suprema altanería contestando resuel-
tamente: allá veremos. E ) z ds
A Leguizamón habían relatado las hazañas de Moreira y el
gancho había fruncido el ceño diciendo: A
-— Ese maula no sirve ni para darme trabajo. : E
En cuanto se ponga delante de mí lo voy a ensartar en el
alfajor como quien ensarta en el asador un costillar de carnero
La perspectiva de una lucha entre aquellos dos hombres ha-
ía preocupado de tal manera a los paisanos que se preparaba:
ir a las elecciones, no por votar en ellas, sino por presenciar
l combate entre ño Leguizamón y. el amigo Moreira, asignand
“triunfo cada uno, del lado de sus simpatías, e
- El día de las elecciones llegó por fin, y la gente se presentó.
n el atrio, en un número inesperado... LS
La mayoria de aquella concurrencia ¡ba atraida por aquell
lucha que había sido auunciada y fabulosamente comentada
todas las pulperiías por los amigos de ambos contendientes
rentarios que habían dado ya margen « algunas luchas
entre los que asignaban el triunfo. a Moreira, que
lidad, y los que suponía triunfante a Leguizam
El comicio se instaló por fin con todas Li |
o, estandos presentes el Juez de Paz, la partida
Pomándante Mia e
- Moreira se colocó con su gen
q del lado que ocupaba el
ando político a que el se había afiliado.
El páisano estab vestido. con un lujo proyocativo, E
En épocas elect s abunda el dinero, y Moreira había er
ado el que le adorno de su soberbio overo bay:
o