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ro como verá que mientras no se le 
iretenéis vosotras en bailar ) 
bailar a los cuatro monos que 1n- 
Por Dios, mamá... 
La patal y 
Pero, no señor; vamos a hablar elaro, 
muy elaro. 
Eso hace falta. 
¡Por qué recibimos nosotras una vez por 
semana ? 
Perdona. 
aguanto, 
eres la que recibes; yo 
es otra suerte del torgo, 
pero di . 
Bueno; ¿pero quién era Gómez? ¿Quién 
eras tú, don Lucas? 
Un cero a la izquierda; es verdad. 
¡ Quién conocería tua vulgar y mal sonan 
te nombre si tu mujer no tuviera martes; 
si no abriera sus salones, ese día, y con 
la distinción y el talento que Dios le ha 
dado, hiciera los honores de su easa; 
apretando la mano a éste, sonriendo al 
| y unas veces tragando sa- 
de más all 
liva y otras haciendo tragar ¡pastelillos 
y tazas de té a sus invitados!... 
¡Cómo tazas de té? Un botijo y... 
O vasos de agua, es lgual... lograra así 
que al día siguiente los periódicos mas 
importantes de la corte dijeran y repl- 
tieran en letras de molde que a los sa- 
lones de la bellísima señora de Gómez 
asiste toda la higuelife de Madrid; y 
que las encantadoras y elegantes seño- 
ritas de Gómez son la octava maravilla 
de la distinción y de la hermosura... 1 
lo que es más gordo todavía, lo que os 
más falso, que el señor de Gómez, don 
Lucas, es un hombre distinguido y de 
talento... ¡Talento, talento tú! 
Si yo no presumo de tenerlo. Pero aun 
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