-
É
¡
y
Le
Toribio No; yo soy marido de la layandera, con
perdón sea dicho.
Mariano ¡Ah! ¿Y le han comprado a usted ese
frac?
Toribio Es del señor, aunque me esté mal el de.
cirlo.
Mariano No; el decirlo mo; pero el frac le está
a usted como colgado de una percha.
Toribio ¡Bah! Esta tela da de sí. (A1 volverse para
colocar la butaca se ve el frac abierto
por la costura de la espalda.)
Mariano ¡Ya lo creo! (Da un frac nuevo al pobre
don Lucas!)
Toribio ¿Manda usted algo más?
Mariano No. (¡AM! ¡Qué idea!) Escucha: ¿eres tú
aficionado a la bebida?
Toribio ¿Yo? Cuando se tercia no quedo mal.
Mariano Pues toma; vete a la taberna de ahí al
lado y tómate por mi salud todas las
copas que puedas.
Toribio ¿De veras? Pero y...
Mariano Deja la puerta abierta y vuelve en se-
guida.
Toribio Buena salud va usted a tener. señorito.
Mariano Anda, sí. (Sale Toribio.)
Adela (Asomándese por una puerta de la i2-
quierda.) Mariano...
Mariano ¡Ah! ¡Vida mía!
ESCENA XI
MARIANO y ADELA
Adela ¿No hay nadie?
Mariano No.
Adela ¿Y qué has dispuesto ?
Mariano Ante todo quererte eon toda mi alma.
Adela Bien; ¿pero las invitaciones?....
Mariano Las he hecho desaparecer todas: de modo
que no ¡pondremos ex ridículo a tus pa
dres delante de personas extrañas.