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Don Rosendo. — De los muertos no hay que tener miedo, si no 
de lo que hacen los vivos con los muertos... 
Doña Fermina. — Siento un murmullo de voces en la escalera. 
Don Rosendo. —(A Juan Alberto). Deben ser sus compañeros. 
Juan Alberto. — Haré pasar la comisión aquí; los demás se que- 
darán en el patio. 
(Sale por la puerta del fondo). 
ESCENA XI 
LOS MISMOS, MENOS JUAN ALBERTO 
Don Rosendo. —(A doña Fermina). Usted sabrá señora, que 
Juan Alberto es el único diputado al cuál se le hace un homenaje... 
Doña Fermina.— Yo creo que debía hacerse con todos... 
Don Rosendo. A los demás no es necesario por ser gente vieja 
en el oficio... 
Sarita, (Que se ha asomado a la puerta). Son más de cincuen- 
tal... No sé si en el patio van a caber... 
Don Rosendo. —Los que no puedan entrar se quedarán en la es- 
calera... 
(Se oyen algunos aplausos). 
Los primeros... 
Sarita. — Yo estoy emocionada. 
Doña Fermina.+— Ay! yo también... 
Esperanza. — Hace impresión... 
Don Rosendo. — Hasta que no se acostumbren... 
Conrado. — (A doña Fermina). Es un hermoso homenaje... 
Sarita. — Ahí entra la comisión. 
(Erttra la comisión compuesta de cinco personas). 
Don Rosendo. — Pongámonos de pie. 
(Todos se ponen de pie). 
ESCENA XII 
LOS MISMOS Y LOS MIEMBROS DE LA COMISION (SEÑORES 
GORDONA, El. FF: T., Y AR) 
(Los miembros de la comisión saludan a doña Fermina, etc., con 
una inclinación, y el señor Gordana tomando del bolsillo interior de 
su levita un manuscrito, hace uso de la palabra). ; 
Señor Gordana. —“En mi carácter de Presidente del Club Vida 
Democrática, de su departamento, y acompañado por los miembros 
de la comisión, vengo, estimado doctor, a hacerle entrega de los po- 
deres que lo habilitan para ingresar en el Parlamento en representa- 
ción de los correligionarios de aquella Zona del país. 
Sus dotes intelectuales y morales, la sencillez de su carácter al-