ma] de mi parte de que, pudiendo, yo no haga algo para evitarle un
desagrado.
11 fué muy bueno conmigo y yo debo corresponder.
Virta, No perdamos tiempo. Puenden volver,
Wirta, — ¿Y cómo ha podido usted obtener esa carta?
Sr. Gordana. YO... yo... ln verdad, no debia decirlo... pero
a ustedes debo decirlo... Viejos asuntos, asuntos muy viejos me liga-
ban estrechamente al señor Ríos Sanchez. El señor Ríos Sánchez me
habia encargado del cuidado... de la administración de una caca pri-
vada.. donde concurrían y aun concurren el presidente y sus amigos
¿AMA o AN
Conrado, Usted a dicho lo suficiente. A divertirse.
'". Gordana.— Sy señorita hermana... ha... ha... En fin; esa
carta llegó a mis manos hace algunos días, y como yo viera que se iba
a favorecer a ese señor, colocándolo en el puesto que yo aspiro, pen:
sé en retenerla.
Yo no sé lo que dice esa carta. De modo que no sé si ella es de
algún valor o no para ustedes. Pero ustedes comprenden que yo no
puedo desprenderme de ella, sinó a cambio de mi tranquilidad.
Si ese señor va al puesto, yo tengo dos caminos: o renunciar al
mio y esperar — y yo sé lo que es esperar! —o bien tener un inciden
te con él, cuyas proyecciones son fáciles de adivinar.
Soy padre de familia... me debo a mi familia !...
Aita, Istá bien. Abreviemos.
Mi hermano apreciará su conducta. Yo haré que Je dé ese puesto.
Puede entregarme la carta.
Sr. Gordana. — Sin estar en poder mío la nota de nombramiento: .
Mirta. — Ah! Usted se imagina que yo no le voy a cumplir?
Sr. Gordana. Ya se lo he dicho señorita, Es ésta carta mi úni-
Ca arma, mi sola arma...
Wirta, Pero usted debe comprender que no es posible nom-
brarle antes.
Puede ser esa carta falsa, no decir nada de particular...
9, Gordana. — La abrirá usted misma y la leerá.
Wirta. Démela usted.
Sr. Gordana. (Presentándosela) Aquí la tiene.
Wirta, (La toma y después de leerla) Efectivamente... es lo
que yo pensaba. Esa carta no tiene nada de particular. Es una sim-
Ple... invitación para... un té... para una fiesta...
Sr, Gordana. (Estirando la mano) Me la devolve usted.
Wirta, —Sí... enseguida. Pero... estando ahora abierta, la lee-
Fa usted?
Sr. Gordana. — Cosa que no debe alarmarla desde que es una
Simple invitación
Mirta, — Está bien; no es más que eso... Pero de cualquier ma-
Mera que sea, no tiene porqué estar en su poder.
Sr. Gordana.—¿Me la quitará usted, señorit
Wirta, — No sería una acción bonita... yo no hago eso. Us
Me la dejará en cambio de] puesto.
Sr. Gordana. — ¿Sin la nota?