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Anselmo. Hasta la vuelta.
Juan Alberto. — Adiós!
(Sale Anselmo por la izquierda)
ESCENA XIV
LOS MISMOS, MENOS ANSELMO
Doña Fermina. — Gracias a Dios!
Juan Alberto. — (A Mirta) Anda por ellos.
Mirta. — Sí.
(Sale por la derecha)
ESCENA XV
DOÑA FERMINA Y JUAN ALBE
Doña Fermina. — Tu hermana es un angel. Ay! si las dos hubiesen
sido iguales.
Juan Alberto. — Sarita no es mala.
Doña Fermina. — Mira por ella, hijo. Necesita de tu espíritu de
Juan Alberto. — Es el destino como dice Anselmo.
Doña Fermina. — Mira por ella, hijo. Nemesita de tu espíritu de
sacrificio. Las mujeres no son como los hombres... Sus faltas pesan
más que las de los hombres.
Juan Alberto, — Pierde cuidado.
(Aparecen por la izquierda: don Anselmo, Sarita, Esperanza y
Mirta. Don Anselmo trae debajo del brazo un envoltorio... Sarita y
Esperanza cada una viene comiendo un racimo de uvas)
ESCENA XVI
LOS MISMOS, DON ANSELMO, SARITA, ESPERANZA Y MIRTA
Doña Fermina. (A Sarita) Pero, hija!... te has manchado el
vestido.
Sarita. — Déjame comer. Exquisitas!... exquisitas!...
lisperansa. — Me he comido dos racimos.
Don Rosendo. — Yo me las llevo para el viaje.
(Señala su envoltorio)
Juan Alberto. — (Poniéndose de pié) Bueno; es hora de vo!ver a
la ciudad. Debemos despedirnos...
Mirta. — Todavía queda otra persona de quien debes despedirte
Juan Alberto. — Pues que venga, porqué parto.