US! LABOR HISPANO - ARGENTINA IAN
desgraciadamente inútil todo esfuerzo si una dic-
tadura militar no termina con tantas contemplacio-
nes y da cuenta de los principales causantes, ya en
su gobierno, ya en su pueblo.
Hemos llegado a una altura de instrucción, por
displicencia de unos y falta de integridad de otros,
en que los discursos parlamentarios, asambleístas,
públicos y literarios, no sirven más que para com-
pararlos a los de los antepasados, sin dar, como
aquéllos, más fruto que el descontento general y
motivos de protesta, augurios de desolación y mise-
ria.
Al exponer mi pensamiento creyendo que la patria
con sus hijos y el trabajo, puede salvarse de cual-
quier atentado al ser defendida por la mujer y el
ejército, no debe interpretarse que pretenda extir-
par los partidos; he dicho anteriormente que deben
fusionarse para hacer uno solo en el gobierno, mien-
tras que ahora, gobierno lo son todos y de aquí los
cambios y recambios de ministerios.
Los terroristas ercen poder destruir los partidos
porque han desconocido, al parecer, su origen, su
naturaleza. y su significación, lo que les ha hecho
aspirar a una absurda unidad.
¡Como si los partidos pudieran dejar de existir,
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