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NUPCIAL 21
—No le hagas caso, son pesadeces de tu
amiguito.
En la mente del niño surgió, por primera
vez, la pregunta: ;
—¿En dónde está mi mamá?
—Yo soy tu mamá. »
-—Tú eres mi abuelita, eso dice mi amigo,
pero me falta, como a él, mi mamá. ¿En
dónde está ? :
La buena señora se dudo un momento
perpleja y luego, ella que no mentía nunca,
dijo:
—Se murió cuando eras muy pequeñito.
El niño se quedó convencido, pero otra
idea llegó a su mente. Paseó su límpida
mirada por los muros, por las cónsolas,
adornados con retratos, y preguntó cán-
didamente:
— ¿Cuál es su retrato ?
La abuela quiso quitarle hasta la som'-
bra de la duda y, enseñándole el retrato
de una pariente muerta muchos años atrás,
exclamó:
—Esa fué tu a E
—Que retrato tan chico. ¿Por qué no
hay un retrato grande como el de papá?
—Ya se mandará hacer—contestó la buena
señora.
Carlitos se puso a ver el retrato con un
aire tan serio que le daba el aspecto de
un hombre.
Era el retrato de una pariente lejana,
- muerta hacía años de consunción. Era una
figurita lánguida y mística, de líneás sua-
ves y de tonos borrosos. En el busto en-
juto E deprimido, en las manos afiladas y
exangúes, se veía la huella visible de -la