204 FÉLIX ORTIZ Y SAN PELAYO
pone correctivo; y 5.”, que es necesario que la Patriótica Espa-
ñola publique algo de su historia y sus propósitos, como he reco-
mendado».
Dé esto último me encargo yo si Dios me da vida; pues yz
tengo muchos materiales aglomerados a los que iré dando forma
cuando disponga de más tiempo.
¡Rectificar ahí disparates! ¡ Pero si los decían aquí! ¡Si aquí
mismo han hablado del asunto con absoluto desconocimiento de
causa !
Pero vamos esté donde esté la razón; el procedimiento ini-
“cial del Gobierno no pudo ser más desacertado.
Figúrese el efecto que aquí produjo la amenaza de un pleito,
sabiendo como afirmo, sabiendo lo que digo, que hasta muchos
que quizá figuran entre esas influencias hostiles que usted des-
cribe contra la Patriótica y que hacen atmósfera contra nosotros,
aceptaron con gusto se pidiera colectivamente que el asunto se
arreglara sin recurrir a los tribunales entre la misma colectivi-
dad. Hasta tal punto se consideró grave y temeraria la situación
que originaba el pleito.
En la suya anterior me dice también: «He advertido de
algún tiempo a esta parte que ahí se producen censuras y aún
ataques contra la Patriótica. No veo los fundamentos, pero sí
percibo las notas pasionales».
Sí, don Rafael, también lo hemos advertido bastantes hace
muchísimo tiempo y vemos los fundamentos tan claros y la-
mentables como usted podría sorprenderlos detrás de las notas
pasionales que ha llegado a percibir...
Respecto a la campaña iniciada por La Correspondencia de
España a favor de la justicia de la causa de la Patriótica, sé
bien quién es el autor que la ha movido desde aquí y quién es
el autor del primer artículo publicado en Madrid sobre este asun-
to bajo el epígrafe de «Indignación de los españoles».
Muy posible es que no haya terminado de poner las cosas
en claro. Pero tiempo al tiempo, que todo se andará. z
Ahora, ilustre y tan respetado como admirado amigo don
Rafael, permítame le diga que lo que realmente me llenó de