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dirigentes, se ocultaron en la misma ciudad del
Rosario.
Pero el ministro Quintana, celoso, á pesar de
lo aciago de los momentos, de guardar hasta en
sus últimos detalles las formas legales, y calcu
lando lo delicado de la situación en que el poder
ejecutivo podía encontrarse respecto de la persona
del doctor Alem, senador nacional y jefe ostensi
ble de la revolución, se dirigió al Senado nacional el
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mismo día del combate con la Murature, en con
sulta respecto de las facultades del poder ejecutivo
antelasinmunidades de quela Constitución reviste
álos senadores y diputados, y preguntaba si ellas
«han de servir no para garantirlos en el ejercicio
de sus funciones sino para ponerlos á cubierto de
las facultades emergentes del estado de sitio, cons
titucionalmente declarado ». Denunciaba al doctor
Mem « como jefe ostensible de un partido político
que proclama la revolución como sistema ; que
acude á la violencia contra las autoridades; que
seduce á las tropas de línea al servicio de la na
ción y que intenta conflagrar á la República en
tera» (1). A las y de la noche se reunió el Senado.
() Mensaje del 26 de septiembre de 1893