política del cintillo colorado, cuyo ¡jefe era el ge-
neral Urquiza, del otro la política liberal enca-
bezada por el gobierno de Buenos Aires.
En tal situación llegó el día de la convocatoria
extraordinaria del Congreso nacional, para reci
bir á los senadores y diputados de la provincia de
Buenos Aires.
La prensa oficial del general | rquiza, de los
ataques al gobierno de Buenos Aires, llegó 4 ha-
cer una activísima campaña en contra de la ad—
misión de los diputados al Congreso, abiertamente
inspirada por Urquiza y secundada, apasiona—
damente, por los hombres más adictos á su per
sona y á su política, como Calvo, Victorica, Dió-
genes Urquiza, y otros. Los sucesos de San
Juan y los actos de que eran teatro las provincias
en que imperaba su política, contribuyeron en
gran parte á disminuirle su prestigio popular en
la República. En cambio ya se destacaba, con el
apoyo de las provincias, que habían logrado ci-
mentar sus instituciones, y la casi unanimidad
de Buenos Aires, la personalidad del general Mi-
tre como el indicado para dirigir el coronamiento
de la gran obra de la organización nacional, cuyo.
primer paso presidiera el gobernador de Entre Ríos.