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rudas peripecias. No hay en ¿l la tela de un am
bicioso ni la de un instrasigente.
Tampoco es á propósito para perturbar la mar
cha del pais hacia la consolidación de su unidad
radicada en los hábitos y por los sentimientos
prevalentes. Basta considerar para afirmarlo el
origen de su candidatura.
Todo espíritu emancipado delos equívocos con
vencionales con que á veces queremos disimular
ante nuestros propios ojos las circunstancias Ca
racterísticas de nuestra vida, convendría en que
no han desaparecido por entero las rivalidades lo
cales que, nacidas de graves errores políticos,
tanto han complicado nuestra revolución : y que
una candidatura que expresa el movimiento de la
opinión en el interior del país, buscando entre los
hombres de Buenos Aires un jefe para la nación,
esá propósito para reducir el antagonismo, de
bilitado más no muerto, entre el litoral y las pro
vincias mediterráneas.
Ninguna de las candidaturas que se le oponen
se halla en iguales circunstancias, y nos bastaría
esta razón para preferirla, porque su triunfo será
un positivo progreso en la unión nacional ».
La Libertad, por su parte, iniciaba también su