en sus resoluciones, sino porque el aislamiento
económico en que las dificultades de las comunica
ciones mantienen á los países sudamericanos, y
la política colonial en que muchos de ellos se man
tienen aún, lesevita estrechar sus intereses y ligar
su suerte para un porvenir que no está lejano.
Esperamos que la sabia acción del tiempo, con la
población de las tierras hoy desiertas, hagan des
aparecer desconfianzas infundadas, para que resur
jan las doctrinas del Congreso de Montevideo, y
sean ratificados por las naciones que aun no lo
han hecho los tratados que entonces se proyec
ltaron.
El Brasil y Ghile miraron con desconfianza al
Congreso, y adhirieron á él más con el propósi
to de hacerlo fracasar que de cooperar á su éxito.
Esta resistencia que se manifestó desde el primer
momento dió motivo para que se destacara la re
presentación argentina. El Brasil, por fútiles mo-
tivos, demoró el envío de su ministro que se in
corporó cuando el Congreso había entrado de
lleno al desempeño de su cometido.
Ll ministro brasilero, obedeciendo sin duda 4
instrucciones recibidas de gu gobierno y recién
incorporado, sin perder un minuto y al comenzar
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