SO A LAS CAMPANAS — |
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Gracias á Dios que ha terminado esa abominación, dijo Enri-
Pie, temía que se desquebrajasen los bailarines.
—Con razón y
9 lenen embalsamados, repuso Luis.
:—Han Venido al teatro b
ajo su palabra de honor, tempranito los
Yétoge el Sepulturero. ;
ASNO hombre, si estos se conservan en frascos de aguardiente.
E ARSTO | ¡que turba se levanta al son de wals !
u .
ea U6 Temolino ! ¡ qué batahola ! ¡ qué me ahorquen si esos fran-
“eses dejan un traje en buen estado ! :
Ti Han tocado á zafarrancho !
XI
q “a tan “Yecido el número de las parejas, que no hubo interme-
RS Mientras se terminaba una pieza, eran conducidas á su
«Siento lag
dad “> Señoras que acababan de bailar, otras se levantaban
Dari cutar la siguiente, preludiada desde luego por alguna de las
4 OS de música,
A las doce. danzaban más de trescientas parejas, y aun había
Sentadas no pocas señoras, aunque todas mayores de edad.
¿“Uando la Sala se despejó á causa de que la concurrencia comen-
e acu ir á la mesa, bajaron de los palcos las señoras que habían
dermanecido en ellos desde el principio y la tertulia ofreció un
SENO aspecto.
8 Señoras iban vestidas con
ban a rajas valiosísimas.
lo a elegancia reinaba en casi todos los trajes y tocados, y los co-
Tes dominantes eran el blanco, el pajizo, el azul y rosa claros.
me + "es un hombre insufrible, dijo doña Canuta á su esposo, no
do has traído aún un compañero para una pieza, cuando sabes la
Predilección que tengo por el baile. :
Querida mía, la diplomacia no puede ocuparse de esas friole-
or, altos negocios se discuten y preparan esta noche.
esta Lóvame á la mesa, recuerda que no he tomado nada desde
4 tarde ; tengo el estómago en un hilo.
gas PloMático cargó con su adorada mitad y llegaron
Sas, 0D ómico con el hambre de unos náufragos. :
A hemos dicho que Luz había rehusado bailar, el capitán Hu-
tení. DO Se había separado en toda la noche de su lado, lo que la
D d Sumamente fastidiada.
€rafín la había buscado por todo el salón, pero en' vano.
la Casualidad hizo que pasase cerca de Luz, ésta aprovechando
*Dortunidad de alejarse del capitán, le habló al pasar .
Señorita, dijo satisfecho don Serafín, he recorrido cien veces
Doro, SOY un torpe, no merezco perdón, pero estoy indemnizado
que al fin la encuentro á usted.
Mo usted el brazo estoy cansada.
Sa . . , y £ z
leg ¿00 Mucho gusto, dijo don Serafín; y se echó á andar hasta
Calo! bosque formado en el proscenio, donde Clara platicaba
1. damente con Demuriez.
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Ser
ley sencillez lujosa, aunque algunas
a
al convite
Ara lenen hastiada estos franceses, dijo Luz.
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Afín e desprendió de su compañero, y tomando el brazo á don
Te Se reunió con su amiga.
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“0 muy entusiasmada esta noche. ,
bé y |, JUerida, estos oficiales disputan por nada, tenemos que ha-
Mogj da, e
EL 3 Muy tiesas con ellos.
CANO Du Las CAMPANAS - 7.