EL CERRO DE LAS CAMPANAS
ET
Lombardo Veneto, vas á sentirte humillado con su exaltación al
trono de México; tú, miserable que has puesto la mano en tu en-
Mohecido acero para herir á tu hermano! ¡ Caín !... ¡acaso algún
día volverás tus dolientes miradas hacia el imperio azteca !... ¡ La
Tusia te acecha, y la Polonia se. despierta de su letargo de es-
clavitud !... ¡La Italia se rejuvenece al impulso del siglo! ¡ Pio 1X
está, envuelto en la tormenta revolucionaria !... ¡ Dios mío ! ¡ el Pon-
bífice !... ¡Yo sectária de la Iglesia Luterana tendré que recibir la
bendición de ese impostor... paso por las horcas caudinas!—y dejó
Escapar una estrindente carcajada que resonó lúgubremente en el
ESpacioso salón.
11.
Despertóse el austriaco al ruido nervioso de aquella carcajada
Y se dirijió al aposento pálido y sombrío como un espectro, en-
treabrió la puerta y vió á la joven archiduquesa delirante, extra-
Viada, hablando con los retratos de sus antepasados.
Ti María Antonieta ! exclamaba ; ¡ ahí estás en los momentos de
Subir al cadalso! tu mirada es terrible, nuestra raza entra con
Paso seguro por la portada de la tumba. ¡ Tu cabeza separada
del tronco ha impuesto con su mirada al verdugo !... ¡bien! ¡la re-
Volución asola las regiones septentrionales, puede ser que yo tenga
98 pies en el primer escalón de la guillotina !
Estremecióse Maximiliano, un sudor helado brotaba de su fren-
€ Y con sus manos oprimía el corazón que amenazaba romperle
el pecho. :
luego, dirigiéndose á su hermano le dijo:
cis Juque de Brabante, ¡yO antes que tú! y cayó sin sentido retor-
¿ndose en horribles convulsiones. :
e locura! gritó Maximiliano, y sus ojos se llenaron de lá-
(IL
Al siguiente día su alteza el archiduque concedió audiencia:á un
Agpario de la República. NETO , ;
Mei viado era un hombre de fisonomía distinguida, alto, ojos
cille Sto pequeños, la frente despejada, de locución breve y sen-
lla; este individuo era secretario de Justicia en el gobierno de
ez y enviado en esa época cerca de S. M. B.
pop allero, dijo el archiduque, supongo que algún negocio im-
Ante de vuestro país os trae 4 Miramar.
AS e permitirá vuestra alteza, dijo con voz clara el plenipotencia-
Jue 0 08 hable con entera franqueza y 08 manifieste el objeto á
cedido» refiere la audiencia que el señor archiduque me ha con-
h eo Sballero, dijo Maximiliano, vuestra calidad de mexicano os
SC Asequible, y yo tengo gran satisfacción en escucharos.
Mel htro desde luego, dijo el ministro republicano, en el terreno
Y Cuestión. :
A, respondió el archiduque. E
ña comisión de individuos mexicanos os ha venido á ofrecer
—Se
E
d e ienordo México.
% 0s escucho, caballero,