EL CERRO DE LAS CAMPANAS Ds 4 1 E
he e Mi salida de Francia gozaban de salud SS. MM. y el prín-
A peral : E
ber pedo, dijo Maximiliano, entrando de lleno en la cuestión,
Señor asunto que motiva la presencia en la corte de México de
Rh barón de Saillard. : : E
, Meno Bazaine y el barón cambiaron una mirada de inte-
Eb | al olor, dijo el enviado de Napoleón II, la Francia ha ayudado
A Con co mexicano hasta donde le ha sido posible, con sus armas,
0 0 de pes fondos, y sobre todo, con su prestigio. Desde la convención
mos. Ares tomó un empeño decisivo por la salvación de este her-
/? Daís. Al quedarse sola después de los convenios de la Sole-
la O 5ñ afrontó por completo la situación; y su bandera, sola, llegó
8) el ISeñorearse del territorio mexicano. Vuestra Majestad sabe que
e ció Mperador Napoleón invitó á vuestra majestad para la acepta-
Ói ál trono de México, y contando con vuestra voluntad y he-
ca determinación, os colocó en el escaño de la monarquía.
ment tina tras la cual estaba la emperatriz, se agitó violenta-
Maximiliano permaneció impasible. > O
Siem S llegado el día en que el ejército de la E rancia deje para
trop Pre el territorio imperial, y 5. M. Napoleón HI retirará las
en Se en tres secciones, la primera en noviembre de 66, la segunda
Me Pa de 67, y la tercera en noviembre de ese mismo año. S. M.
de á comunicaros esta determinación.
e 9 un momento de silencio. E :
el hor, dijo el mariscal, notificada ya la resolución imperial,
Fiército. comenzará á concentrarse inmediatamente.
de timbre 0xes, dijo Maximiliano procurando dar á su acento Un
- Qued e de serenidad que estaba muy lejos de tener; con la retirada
QUe S el país abandonado al torrente revolucionario; yo espero
Venga; M. Napoleón 111 permitirá que al retirarse sus. tropas, se
oro Sustituyendo con el contingente austriaco que SM. d 104
A e AO ha dispuesto enviar á México á mi servicio. id
A Plazo pre que lleguen á tiempo esos destacamentos y en los
: 5 que he tenido el honor de notificar á V. M.
Von ese auxilio, el ejército mexicano y la voluntad de la ma-
EN de la nación, cuento para el sostén de la monarquía.
Y tv er sación no llegaba aún á donde la querían levar los
Pr Fado S Íranceses, que insensiblemente iban colocando al empe-
NN —p,¡ 2 una situación apremiante. :
lao oso como V. M., dijo Bazaine: con la ley marcial quedan las
leg, lóNnes libres del amago de las bandas disidentes; además, la
bene e ga y la austriaca pueden sostenerse con los recursos que
—Así esoro. mexicano. — o
A espero, contestó Maximiliano ;
de la. -“ANncia, continuó el barón de Saillard, necesita reembolsarse
rene jgontiosas sumas que ha invertido en el negocio de la in-
ia AN]
su
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CMpréstito de Miramar y el de París la tienen reembolsada
Poy "YOr parte de esas cantidades. es :
éSupa Uno de los tratados, México se comprometió á cubrir el
ta ah Or esto del ejército expedicionario durante la ocupación, y has-
Las” 20 se ha suministrado cantidad alguna.
ar y. Fgencias del erario no han permitido cubrir la lista mi-
Dero México satisfará íntegra su deuda.