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ben uadalupo, dijo el guerrillero, yo tengo la culpa, no debía ha-
Tte abandonado á la muerte de nuestra madre; pero yo me he im-
Pe esto otros deberes; además, que yo estoy sentenciado, proscrito,
- Maldito!... i
1 l, continuó Martínez, yo no podía estar á tu lado, la juventud es
A6lirio y era fuerza que tú amaras alguna vez, pero.. no, cual-
[Mier hombre se hubiera honrado con tu mano... ¡ser tu esposo sería
a felicidad del mundo!... ¡y pensar que han abusado de tu candor,
o para levantarse la tapa de los sesos!... Explícame, háblame por
“Pasión; ¡dime quién es ese hombre, yo haré que se case contigo,
Von do, le mataré como á un miserable! ¡Burlarse de tí! no, mil
cañ 4 muerte, aun tengo aliento en el corazón y seis balas en los
Ones de mi pistola... ¡su nombre, Guadalupe! ¡su nombre!
a TPablo, hace más de un año que un hombre se acercó á las rejas
á Add ventana á hablarme de amores; sí, yo le amaba y me resistía
lanifestarle mi amor, ¿y sabes por qué ?...
áblo Martínez no respondió.
_—£Se hombre era un capitán extranjero.
ha ayo del cielo! gritó Martínez, ¡un aventurero, un infame que
bie Venido á derramar la sangre de los mexicanos, que acaso hu- .
Fa hundido su acero en mi corazón!
a — Escúchame, él ha venido contra su voluntad, me ha jurado que
manada no se ha manchado jamás con la sangre de nuestros her-
al 1 08; desde que me ama no ha entrado en campaña, está siempre
dido. O del emperador y ha salvado á cuantos prisioneros ha po-
.
Un rayo de luz cayó sobre el cerebro de Pablo. :
mM ¡Comprendo todo! exclamó con dolor el guerrillero. Ese hombre
€ ha sacado de la prisión, ha salvado á Quiñones y ha pedido por
E Duero casa tu honor! maldita sea la hora en que se abrieron las
desh as de mi prisión!... La muerte hubiera sido preferible á la
bd Onra!... sobre mi tumba iría á llorar una mujer sin mancha!
n 9Y por devolverle la existencia que tan caro ha costado á tu
0Mbre!
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a engañas, yo estoy tan pura como al brotar del seno de mi
Yiño + 9 aliento del Criador, tu libertad fué una ofrenda á mi ca-
9 yo he vuelto de ese corazón encallecido en los combates un
bueno y compasivo.
Mi ese hombre fuera así, ya te hubiera propuesto un enlace. |
gar ensaba haberme llamado su esposa antes que tú pudieras lle-
Nasta aquí. :
Sl ué espera entonces? :
bre 20 he querido entregarle mi mano antes de saber su nom-
Ed Su condición allende los mares. o
Podr 0 el tiempo vuela y la dilación es la muerte, acaso mañana
pe tTepentirse y entonces... aa
cielo Mtonces, dijo la joven con orgullo, yo bajaría á ese hombre del
a 1. Mi amor al abismo del desprecio, mi frente puede ostentarse
an iz del sol, ni una sombra de vergienza pasaría por mi sem-
Cept p: yo he comprometido mi fé, mi amor, mi porvenir, todo ex-
m9 Mi honra !
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: Man Muilizóse un tanto el guerrillero al aspecto noble de su her-
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, Mádalupe continuó: j
sta 0, yo no dudo de su amor; desde que le conozco siempre ha
retos, lleno de fé y de cariño por mí, soy la depositaria de sus se=
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0nozco sus sufrimientos y poseo su alma toda entera!