EL CERRO DE LAS CAMPAÑAS - 489
imágen, el altar, el templo y la comunidad religiosa encargada
del culto. :
En el convento del Pueblito nada quedaba ya de su antiguo ex-
N plendor. po :
E Era un hospital militar. :
En los claustros, en las celdas, en el coro, en la iglesia, en todas
partes se veían camas de heridos, del ejército liberal.
Más tarde se condujeron allí á los heridos prisioneros, porque el
general en jefe quiso que á todos se les atendiera con igual esmero.
En el lecho del dolor no hay distinciones, y esa generosidad honra
en alto grado al soldado de la república.
Por aquellos salones crúzaba el general Escobedo visitando á sus
soldados heridos.
Junto á cada cama se detenía para alentar á los tímidos, para con-
solar á los que desesperaban con sus sufrimientos.
Entre tanto allá en la ciudad se aprestaban á
plicio los que habían derramado aquella sangre.
YI.
marchar al su-.
La hora terrible sonaba ya. :
A las dos de la tarde debía sacarse á los reos de la prisión. ;
Los cuerpos del Norte que debían escoltarlos estaban ya forma-
dos frente al convento de Capuchinas. (
Los prisioneros se despidieron de cuantos los rodeaban, é hicie-
ron sus últimos encargos. :
Sus rostros estaban intensamente pálidos y sus ojos brillaban con
> B una febril irradiación.
F lb Ya daban los primeros pasos para el patíbulo, cuando recibió el
mr jefe una orden para que la ejecución se suspendiera. ;
Era que el gobierno concedía una prórroga de tres días á peti-
ción de los defensores de los reos, para que estos pudieran arreglar
mejor sus intereses de familia. :
El telégrafo había comunicado esa orden, que había sido transmi-
E 1 tida al general en jefe al Pueblito. :
4 Este inmediatamente se dirijió á la ciudad, comprendiendo que
a allí era indispensable su presencia en medio del sacudimiento que
1 esa suspensión iba á causar en el ejército y en el pueblo.
CAPITULO TRIGESIMO QUINTO.
Consumatum est.
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1 Habían pasado los tres días de prórroga. |
da “Inútiles habían sido cuantos esfuerzos se hicieron en su trans-
: curso para conseguir de Juarez el indulto. de OO
uo La ejecución debía verificarse el día 19 de Junio á las seis de la
laa mañana. os PA
LR El estado moral de los reos era horrible.
Tener durante cinco días la muerte siempre delante, y una muer-
te sin lucha, sin defensa, y sin el estupor de la enfermedad. Tener
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