Full text: Tomo 1 (1)

204 
bleau, y me entregó este papel: en él 
están escritas las señas de mi casa : mi- 
rad, leed. 
Y Montecristo pasó un papel a Al- 
berto. 
—Campos Elíseos, número 30—leyó 
Morcef. 
—¡ Ah! eso es original — no pudo 
menos de exclamar Beauchamp. 
—¡ Cómo! ¿Aun no sabéis dónde es- 
tá vuestra casa? — preguntó Debray. 
—No — dijo Montecristo—, ya os he 
dicho que no quería faltar a la hora. Me 
he vestido en mi carruaje y me he apea- 
do a la puerta del vizconde. 
Los jóvenes se miraron; no sabían 
ei era una comedia representada por el 
vonde de Montecristo ; pero todo cuanto 
salía de su boca tenía un carácter tan 
original, tan sencillo, que no se podía 
suponer que debiese mentir. ¿Y por qué 
había de haber mentido? 
—Preciso será contentarnos — dijo 
Beauchamp—, con prestar al señor con- 
de todos los servicios que estén en nues- 
tra mano ; yo, como periodista, le ofrez- 
eo entrada en todos los teatros de París. 
—Gracias, caballero — dijo sonrien- 
do Montecristo—; mi mayordomo ha 
recibido ya la orden de abonarme a to- 
dos ellos. 
—¿ Y vuestro mayordomo es también 
algún mudo? — preguntó Debray. 
—No, señor ; es un compatriota vues- 
tro, sl es posible que un corso sea com- 
patriota de alguien; pero vos le cono- 
cdis, señor de Morcef. 
—¿ Sería tal vez aquel valeroso Ber- 
tuccio, -que es tan hábil para alquiíar 
balcones? 
—Justamente, y le visteis el día en 
que tuve el honor de almorzar en vues- 
tra compañía. Es todo un hombre ; tie- 
ne un poco de soldado, de contraban- 
dista, en fin, de todo cuanto se puede 
ser. Y no juraría que no haya tenido 
algún altercado con la policía... una mi- 
seria, por no sé qué cuchilladas. 
—Y habéis escogido a ese honrado 
ciudadano para vuestro mayordomo. 
¿Cuánto os roba cada año? 
—Menos que cualquiera otro, estoy 
seguro — contestó el conde— ; pero ha- 
ce mi negocio; para él no hay imposi: 
bilidad ninguna, y por eso lo conservo. 
—Entonces — dijo Chateau Re- 
'ALEJANDRO DUMAS 
naud—; ya tenéis la casa puesta, po- 
seóis un palacio en los Campos Eliseos, 
criados, mayordomo; no os falta sino 
ana esposa. 
Alberto se sonrió, pensaba en la her- 
mosa griega que había visto en el palco 
del conde en el teatro Valle y en el 
teatro Argentino. 
—Mucho mejor la tengo — dijo Mon- 
tecristo—. Tengo una esclava; vos- 
otros alabáis a vuestras señoras del tea- 
tro de la Opera, o del Vaudeville, o del 
de Varietés; mas yo he comprado la 
mía en Constantinopla : me ha costado 
bastante cara; pero ya no tengo nece- 
sidad de inquietarme por nada. 
—¿Pero olvidáis — dijo riendo De- 
bray—, que somos, como dijo el rey 
Carlos, francos de nombre, francos de 
naturaleza, y que en poniendo el pie en 
tierra de Francia el esclavo es libre? 
—¿ Y quién se lo ha de decir? — pre- 
guntó Montecristo, 
—LEl primero que llegue. 
—No habla más que romaico. 
—¡ Ab! Eso es otra cosa. 
—¿Pero la veremos al menos ?—pre- 
guntó Beauchamp—. Pemendo un mu- 
do, tendréis también eunucos. 
—¡ No a fe mía! — dijo Montecris- 
to—. No llevo el orientalismo hasta tal 
punto ; todos los que me rodean pueden 
dejarme y no tienen necesidad de mí ni 
de nadie; he ahí acaso por lo que no 
me abandonan. 
Después de mucho tiempo pasado en 
los postres y en fumar : 
—Querido — dijo Debray levantán- 
dose—, son las dos y media ; vuestro 
convite ha sido delicioso, mas no hay 
compañía, por buena que sea, que no 
sea necesario dejar, y algunas veces por 
otra peor; es preciso que vuelva a mi 
ministerio ; será menester que sepamos 
quién es. 
— Tened cuidado—dijo Morcef—, los 
más atrevidos han renunciado a ello. 
—¡ Bah ! tenemos tres millones para 
nuestra policía ; es verdad que casi slem- 
pre se gastan antes; pero no importa, 
siempre quedan unos cincuenta mil 
francos. 
—Y cuando sepáis quién es, ¿me lo 
diréis? 
—Os lo prometo. Adiós, Alberto, Se- 
ñores, servidor vuestro.
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.