Full text: Tomo 2 (2)

250 
servicio, ya soy rico ; llegada a la casa 
de M. Dantés, estáis tranquila. ¡ Pro- 
bemos ! Os lo ruego, ¡ madre mía !,¡ pro- 
bemos ! 
—$1, hijo mío, porque tú debes vivir 
para ser aún dichoso — respondió Mer- 
cedes. 
—Así, he aquí nuestras particiones 
hechas — dijo el joven afectando gran 
serenidad—. Podemos partir hoy mis- 
mo, retengo, como he dicho, vuestro 
asiento. 
—Pero, ¿y el tuyo, hijo mio? 
—Debo permanecer dos o tres días 
aún, madre mía ; esto será un principio 
de separación, y debemos acostumbrar- 
nos a ella. Necesito algunas recomen- 
daciones y adquirir ciertas noticias so- 
bre África; nos veremos en Marsella. 
—Pues bien, sea así — dijo Merce- 
des poniéndose un chal, único que ha- 
bía traido y que por casualidad era de 
cachemira negro de gran precio—, par- 
tamos. 
Alberto recogió sus papeles, llamó pa- 
ra pagar los treinta francos que debía 
al amo de la casa, y ofreciendo el brazo 
a su madre, bajó la escalera, 
Otro bajaba delante de ellos, y éste, 
al oír el crujido de un vestido de seda, 
volvió la cabeza. 
—¡ Debray ! — murmuró Alberto. 
—¿ Vos, Alberto? — respondió el se- 
cretario del ministro, deteniéndose en 
el escalón en que estaba. 
La curiosidad pudo más en él que el 
deseo de guardar el incógnito, a más 
de que ya le habían conocido. 
Parecía curioso, en efecto, encontrar 
en aquella casa ignorada al joven cuya 
aventura había hecho tanto ruido 
en París. 
—¡; Morcef ! — repitió Debray. 
Y viendo en la obscuridad el talle, 
joven aún, y el velo negro de madama, 
de Morcef : 
—¡ Oh! Excusadme — añadió—, 08 
dejo, Alberto. 
Este conoció la idea. 
—¡ Madre mía ! — dijo volviéndose a 
Mercedes—, es M. Debray, secretario 
del ministro del Interior, y mi antiguo 
amigo. 
—, Cómo antiguo! — balbució De- 
bray—, ¿qué queréis decir con eso? 
—Digo antiguo, porque hoy ya no 
ALEJANDRO DUMAS 
tengo amigos y no debo tenerlos; 08 
doy las gracias por haber tenido la bon- 
dad de reconocerme, caballero. 
Debray subió dos escalones y vino a 
dar afectuosamente la mano a su inte:- 
locutor. 
—Creedme, mi querido Alberto — 
dijo con toda la emoción de que era 
capaz—, creedme, he tomado gran par- . 
te en vuestras desgracias, y en todo y; 
por todo estoy a vuestra disposición. 
—Gracias — dijo Alberto sonriéndo- 
se—>; pero en medio de todas nuestras 
desgracias, somos aún bastante ricos 
para no tener necesidad de incomodar 
a nadie; salimos de París, tenemos 
nuestro viaje pagado, y aun nos quedan 
cinco mil francos. 
Sonrojóse Debray, que llevaba un 
millón en el bolsillo, y por poco práctl- 
co que fuese, no pudo menos de refle- 
xionar que la misma casa contenía ha- 
cía poco dos mujeres : una justamente 
deshonrada, se iba pobre con un millón 
y quinientos mil francos bajo su capa, 
y la otra, injustamente perseguida, pe- 
ro sublime en su desgracia, salía rica con 
poco dinero. ; 
Estas comparaciones echaron por tie: 
rra sus combinaciones políticas ; la filo: 
sofía del ejemplo le aterró; balbuced 
algunas palabras de urbanidad general 
y bajó rápidamente. 
Aquel día los empleados del ministe- 
rio, sus subordinados, tuvieron que $U- 
fri+su mal humor. 
Por la tarde compró una hermosa Cd- 
sa en el bulevar de la Magdalena, que 
le produciría cincuenta mil libras de 
renta. 
Al día siguiente, y a la hora en qué 
Debray firmaba el contrato, es decils 
sobre las cinco de la tarde, madama de 
Morcef, después de haber abrazado t1ef- 
namente a su hijo y recibido los abrá- 
zos de éste, subía en la berlina de 1% 
diligencia, ó 
Un hombre estaba oculto en el patió 
de las mensajerías Laffite, tras una vs 
tana del entresuelo que hay encima de 
despacho ; vió subir a Mercedes, $% 
la, diligencia y alejarse Alberto. o 
Pasó la mano sobre su frente y dijo * 
—;¡ Cómo haré para volver a dos 1007 
centes la dicha de que les he privado 
Dios me ayudará.
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.