Full text: La taberna de la sangre (1)

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'Al evocar este recuerdo, ocultóse sir Harris el ros: 
tro entre las manos y murmuró con profundo abati- 
miento: 
—Miss Ana estaba consagrada en adelante á la dio- 
sa Kalí, y yo la enviaría á la muerte porque á ella 
están condenados todos los que desobedecen á la te- 
rrible divinidad. 
—Pero—observé yo,—de esto hace quince años, y, 
los estranguladores se habrán olvidado de nuestra hija. 
—De ningún modo—me dijo el general.—Todos los 
años, por esta misma época, recibe mi hija de una 
mano invisible, es decir, que encuentra sobre su toca- 
dor % en cualquier otro sitio, un adorno de perlas 
finas, ó bien una pulsera de jade ó de oro macizo 
admirablemente cincelado. Es el regalo de la diosa Kalí. 
Mientras miss Ana no se case, será la favorita de 
la terrible diosa y nos protegerá á todos. 
Los estranguladores nos consideran como sagrados, 
y el que quiera que sea, amigo ó servidor, está com- 
prendido en esa protección. 
—¿Y si se casaba ?—pregunté, y observé que el ge: 
neral se estremecía y volvía la cabeza, pero en Aquel 
mismo momento entró miss Ana y dijo con firmeza; 
-—Padre mío, no temo la muerte y quiero casarme 
con el coronel, porque le amo. 
Dió sir Harris un grito y retrocedió asustado. 
Al llegar á esta parte de su relato, callóse un mo 
mento el general, para enjugar el sudor que humedecía 
su rostro. 
Nadeja escuchaba ansiosa y palpitante tan extraño 
relato. 
XXIIM 
El general Komistroi continuó: 
—El terror que experimentó sir Harris al oir formu: 
lar á su hija su deseo con tanta claridad, fué tal;
	        
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