pondedme, porque si os defiendo y reduzco Á vuestrog
enemigos á la impotencia...
—¿Podríais hacerlo ?—preguntó Gispy interrumpién-
dole,
—Puedo muchas cosas; pero es preciso que-lo sepa
todo.
Hizo ella un signo de obediencia.
—¿En dónde nacisteis?—preguntó Rocambale.
—No lo sé. Probablemente en la India.
—¿Y sois gitana ?
—No, pero durante mucho tiempo lo he creído. Mi
familia, que no sé cuál es, me entregó á los gitanos,
sin duda para substraerme á la muerte fatal que me
Csperaba.
—¿ Quién os reveló eso?
—El gitano anciano que mé tuvo a su tado desde
Muy niña.
Pasóse Gispy la mano por la frente y añadió:
—/Ah! ¡Qué cosas más terribles tengo que contaros!
—Sepámoslas-—dijo Rocambole, y cogiéndola las má:
Nos se sentó á su lado,
Taberna—12
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