Full text: La taberna de la sangre (1)

E 
Seda 
qe 
E 
Fi 
2 
Y — 
—Todas las noches vuelve á su casa, de la que salo 
luego disfrazado de marinero, y va á pasearse por el 
barrio de Wapping. 
El Wapping es un barrio tan infame. que miss Ceci: 
lia se indignó y exclamó: 
—¡Eso es falso! 
—Esperad—exclamó sir Arturo—due aun no he col 
cluído. 
—Hablad. 
—Sir Randolfo; no sólo hizo seguir al baronet anglo* 
indio, sino que compró 4 peso de oro á su único 
criado. 
—¿Y qué más ?-—preguntó miss Cecilia con supremo 
desdén. 
—Por doscientas guineas, el ayuda de cámara per- 
mitió 4 sir Randolío Ounderby entrar en las habita: 
ciones de sir Jorge Stowe mientras que éste se halla: 
ba ausente. Sir Jorge tiene en su casa una habitación 
muy bien cerrada, en la que no entra nadie más que él. 
Miss Cecilia continuaba sonriendo con airo de duda. 
No obstante, escuchaba cada vez con más atención 
y fruncía el entrecejo, tanta era la convicción con que 
se expresaba sir Arturo; 
Este siguió diciendo: 
—La habitación cerrada no es ni mas ni menos que 
una pagoda. Allí es donde reza sir Jorge. En medio de 
la habitación hay un pilón de mármol en el que colea 
un pececillo rojo que, según parece, es el alma del 
padre de sir Jorge Stowe. 
Estaba muy pálida miss Cecilia, pero la sonrisa escép- 
tica continuaba entreabriendo sus labios. 
—Y ¿cómo se explica que no pudiendo entrar nadie 
en esa habitación, que pretendéis gue es una pagoda; 
hayan podido ver que hay un pececillo rojo?—pre- 
guntó. 
—Del modo más sencillo del mundo. Esa habitación 
ostá alumbrada por luz cenital. En lo alto del techo
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.