Volvamos 4 la taberna del Arlequín 6 de la Sangre,
Y por consiguiente á Rocambole,
Aquella noche había eran tumulto. entre los parroquia
nos de la Morena,
¿Por qué?
El mundo que forman los ladrones es un pubtpro
en pequeño, que tiene sus revoluciones, como suele
suceder en cualquier nación.
Ejército de la noche, soldados de la sombra, guar-
dia pretoriana del crimen han comprendido una cosa;
que la disciplina es para ellos de absoluta necesidad.
Esos hombres, 4 los que la sociedad aparta de su
seno, organizan ante todo contra ella una resistencia
encarnizada y practican una disciplina severa,
Se han dado cuenta de que en los ejércitos, lo mis-
mo en los del pillaje y el asesinato, que en los que de-
fienden el suelo sagrado de la patria, hay necesidad
do jefes,
De ahí la absoluta necesidad de reconocer 4 uno y
Obedecerle ciegamente; de ahí sus luchas intestinas en
que la audacia, la astucia y la fuerza brutal represen-
ta alternativamente su papel, entre dos hombres que
se disputan ese mando.
Desde la hora en que habían llevado desmayado á
Rocambole á la taberna de la Morena, la antigua y
brillante reputación de aquél había hecho que le de-
signasen como á sucesor del Pastelero.
¿Quién era este ladrón casi desconocido, asesino bru-
tal, al lado de Rocambole, cuyo solo nombre había
adquirido la categoría de una leyenda?
Apenas el antiguo jefe del Club de los Explotadores
abrió los ojos, cuando los asoladores empezaron á de-
Cirse unos á otrosj
Taberna—4