Full text: La taberna de la sangre (1)

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y luego cogió su pañuelo y lo colocó y ató sobre 
la boca de Gurhi á manera de mordaza. 
—No le sueltes aún—ordenó al Muñeco. 
Y corrió 4 Osmanca, que continuaba haciendo es- 
fuerzos para desasirse de las manos del Guillotinado 
y del Muerte de los Valientes. , 
—¡¿ Hay que rematarle?—preguntó el primero 
—No. YE, 
Respondió Rocambole y se acercó á Osmanea, al 
que dijo en idioma indio: 
—¡Cállate; Siva lo quiere, 
El efecto que le produjo el otr hablar en su lengua 
materna fué indescriptible y en un todo semejante al 
que experimentara Gurhi. 
Dejó de luchar y de defenderse y miró á Rocam- 
bole, cuyos ojos brillaban en la obscuridad y le con- 
templó con supersticioso terror. 
Le registró Rocambole, como había hecho con Gurhi. 
Osmanca llevaba también encima una cuerda con 
un lazo corredizo en uno de sus extremos, un puñal 
y un revólver. ' 
Desató Rocambole aquella otra cuerda que cogiera 
en la lancha y que colocara 4 través del camino hondo. 
La cortó en dos con su puñal y cogió la mitad con 
la que ató los pies y manos á Osmanca, que no hizo 
ninguna resistencia. ; 
Lo que hizo que llegase su colmo al terror supers- 
ticioso que se apoderó de él, fué el ver la destreza 
maravillosa con la cual le ató Rocambole. 
Nunca juglar indio hizo con más ligereza nudos más 
difíciles y apretados. 
Rocambole le amordazó del mismo modo. que, lo _hi- 
ciera con Gurhi. 
Al terminar dijo 4 sus compañeros: 
—Ahora, amigos mios, he cambiado de plan. 
—(¿Cómo ?—preguntó el Muerte de los Valientes. 
1aberna—?7.
	        
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