Full text: La hermosa jardinera (5)

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eanzarla; mas en vano, porque la perdí de vista... ¿en 
dónde está? ¡París es tan grande!... 
¡Y quieves volver á verla desgraciado!—exclamé. 
»Esta pregunta le aterró. 
»Y pasó tres días en mi casa sin querer salir y al caba 
de ellos me dijo: 
»—Creo que esta vez estoy completamente curado, 
»Y recobró su carácter de los tiempos pasados. 
»Llegó la primavera. 
»—¿Quieres que viajemos?-—me dijo un día, 
»—¡¿A dónde iremos? 
»—A donde tú quieras, á Suiza, á Italia. 
Tenía yo tanto miedo de que encontrase á aquella mu- 
jer, que acepté con entusiasmo. 
Pues bien, mañana fijaremos la fecha de nuestra 
viaje—me dijo. 
»Nos besó á su hiijo y 4 mí, como de costumbre, y se 
separó de mí para marcharse al club, diciéndome: 
¡Hasta mañana! 
»¡ Mañana! Ese mañana no debía llegar nunca para nos- 
otros, pues no le iba á volver á ver. 
»Fué aquella noche cuando, al volver 4 su casa, encon- 
tró una carta. La leyó y salió apresuradamente tomando 
un coche en el bulevar de Mnlesherbes y dando orden 
al cochero para que le llevase ú Autenil, en donde perdí 
para siempre sus huellas. 
XLIT 
»No ignoráis, Rocambole, el escándalo que produjo la 
desaparición del señor de Maurevers. 
»Le buscaron por todas partes; la policía puso en cam- 
aña 4 sus más hábiles agentes. 
»Todo fué completamente inútil. 
»Nadie, £ no ser yo, podía adivinar lo que había sida 
del marqués,
	        
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