— 170 —=
tadura muy blanca y su perfil de águila, hacían de €l
uno de los tipos más puros de la raza indostana.
Al ver al Muñeco se inclinó casi hasta el suelo; levantó
en seguida las manos cruzadas por cima de la cabeza y
entregó la carta de que era portador.
Cogióla el Muñeco, fijó en ella la mirada y dió un
grito.
Al oirse el grito acudieron Vanda y Milón.
El Muñeco se tambaleaba teniendo la carta en la mano
y no atreviéndose á abrirla.
En el sobre de la carta se leía lo siguiente:
Vanda y al Muñeco
Avenida de Marignan, Parts,
La letra la reconocieron tambos en el acto: era de
Rocambole.
Rompió Vanda el sobre y leyó lo siguiente:
«Queridos amigos:
»Os habréis enterado de lo que dice el Manuscrito de
>Turquesa y ahora ya sabréis quién es esa mujar á la que
»llaman la Hermosa Jardinera, de modo que no ignoráis
»cuál es el interés que hay en encontrar al señor de Mau-
»revers. Obrad.
»Tanto tú, Vanda, como tú, Muñeco, sois dignos de mí.
»¡Manos á la obral
Vela por vosotros,
»HOCAMBOLE.»
La carta no tenla techa,
¿De dónde procedía?
¿De París ó del fondo de la India.
Miró Vanda al indio y observó que éste tenía un ros-
tro impasible,
—¿Estará Rocambole en París?—dijo Vanda.
—No—respondió el indio.
Cogióle el Muñeco del brazo y le dijo con acento emo-
cionado:
¡Decidnos, en nombre del cielo, en dónde está Rocam-
bole!