Full text: La hermosa jardinera (5)

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carruaje continuaron sin bajar, y dieciseis horas después, 
el señor de Maurevers llegaba á Marsella apeándose, no 
en un hotel, sino en una finca no muy grande, situada 
en la punta de Prado, muy cerca del mar. 
Nadie le había visto durante el trayecto, y Rumia le 
dijo: 
—El buque que debe Jlevarnos á Nápoles está en el 
puerto y nos embarcaremos mañana, 
XLVII 
Los hombres 4 los que la fatalidad arrastra hacia 'un 
objeto desconocido, y que dominados por un vértigo, se 
dejan arrastrar por el torbellino, tienen, sin embargo, 
un momento de lucidez y de razón, durante el cual tra- 
tan de detenerse. 
Desde hacía cuarenta y ocho horas era juguete de amor 
insensato que le inspiraba la gitana y lo había olvidado 
todo, hasta 4 su hijo y 4 Turquesa. 
Durante el día, que lo pasó en aquella villa situada á 
la orilla del mar, tuvo un klestello de razón y se acordó. 
Sí, se acordó porque la gitana le dejó solo durante una 
hora. 
Y se marchó, según dijo, 4 visitar el buque, 4 bordo del 
cual debían empreuder el viaje al día siguiente y asegu- 
rarse de que todo estaba dispuesto para la marcha, 
iscapósele de los labios una palabra. 
—¡Mi hijo!—execlamó. 
Pero no por esto pensó en apartarse de los brazos de 
Rumia, huir y volver á París. 
Se acordó de que Turquesa debía apoderarse 4 toda Cos- 
ta del título de la renta que la estaba destinado y que 
se encontraba en la jardinera. 
Fué, pues, durante esa hora en que se encontró á solas 
cuando escribió la carta que Turquesa no debía recibir
	        
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