Full text: La hermosa jardinera (5)

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biera antes, 4 la cuenta para ir á algunos recados en la 
vecindad. 
Milón sacó un cigarro del bolsillo, y se puso 4 fumar 
con mucha tranquilidad, 
Un jinete, que se acercó al paso tal hotel, se detuvo de- 
lante de léste, y ¡erm tel acto se abrió de par en par la 
verja. 
Esto hizo que el coloso tuviese tiempo suficiente para 
examinarle. 
Era el recién llegado hombre de treinta y ocho á cua- 
renta años, de tez bronceada y cabello negro. 
Llevaba además toda la barba, y su tipo era el espa- 
fiol en toda su pureza. 
La verja se cerró tras él. 
Pocos minutos después, volvió 4 salir el mismo criado; 
pero esta vez, se fué en derechura al sitio donde estas 
ba Milón. 
—¡No deseabais hablar á don Ramón?—le preguntó, 
Sí, para presentarle á mi sobrino, 
'—¡ Y en dónde está ahora? 
—Le envié á un recado, 
—¿A dónde? 
—Al interior de París, pero volverá muy pronto-—res- 
pondió Milón,—y entonces sí que os agradeceré que nos 
hagáis hablar á vuestro amo. 
—Pues podéis hablarle en seguida. 
—¡Oh! Puedo esperar. 
—Es que los. señores van á salir. 
—¿De veras?—preguntó Milón que se estremecio. 
—¿No habéis sido cochera? 
—Y lo soy aún; ¿no recordáis que hace un momento os 
dije que había sido picador de las caballerizas del señor 
duque de Chateau-Mailly? 
-¡Calla! ¡Pues es verdad! Pues bien, si no tenéis trabaja 
puedo proporcionároslo. 
—¿Cómo? 
—El cochero está en cama y era el lacayo de la se- 
fora el que se encargó de guiar desde hace dos días; 
pero como es un muchacho, no tienen confianza en él, 
porque los caballos son muy fogosos. 
Acordándose Milón de las órdenes que le habían dado, 
no vaciló ni un momento, y respondió;
	        
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