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que tenía modales altaneros, acento desdeñoso y un carác.
ter vengativo.
»Había servido en Rusia mientras duró el primer impe-
rio, y hasta llegó á hacer armas contra Francia.
»En el ejército francés era poco estimado, gozando, sin
embargo, de una merecida reputación de valentía.
»Era inflexible en punto á disciplina, y no tenía com-
pasión alguna al vencido.
»Por la mañana había entrado en la aldea, que ocupó
militarmente, pronunciando una sentencia de muerte con-
tra una docena de habitantes de ella, convictos y Ccon-
fesos de haber formado parte de unas guerrillas.
»A los prisioneros los habían encerrado en una masía
ó granja, situada á la entrada del pueblo.
»Los guardaban centinelas de vista, y con las manos
atadas á la espalda esperaban la hora del suplicio, con
esa resignación un tanto fatalista de las gentes del me-
diodía.
»Al amanecer del día siguiente debían colgarles en la
plaza de la aldea.
»Entre los prisioneros había hombres de todas clases
y edades, viéndose hasta un muchacho de quince años.
»La madre de éste había ido á prosternarse de rodillas
á los pies del jefe del destacamento, pero en vano, por-
que éste se mostró inflexible.
»Entre los condenados á muerte figuraba también un
hombre de unos cuarenta años, pequeño, nervioso, de tez
aceitunada y que indudablemente era de origen árabe á
juzgar por su tipo oriental.
»Aquel hombre se llamaba José Minós.
»Tenía una mirada huraña, y estaba silencioso y echado
en un rincón de la cuadra die la masía, como huyendo de
la compañía de sus compañeros de infortunio que, á su
vez, parecían experimentar hacia él un irresistible senti-
miento de aversión.
»Debíase esto 4 que José Minós no era 'un patriota es-
pañol ni un guerrillero de los que hacían una guerra de
exterminio á los franceses, un valiente ciudadano, en fin,
que se sacrificaba por su patria
»José Minós no tenía otra patria que las guaridas de la
montaña en las que él era rey, y el enemigo al que
combatía, la sociedad entera.
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——AAPPPeo
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