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Tenfa miss Cecilia más fe que nunca en sir Jorge
Stowe, y la explicación que éste en su propia casa
la diera acerca del pececillo rojo, la tranquilizó.
. Al terminar el té, llevóse lord Charring al anglo-
indio y le dijo:
" —Amáis á mi sobrina y ésta os corresponde,
Pero su padre tiene preocupaciones que destruire-
mos en un día, Confiad en mí y estad tranquilo.
El banquete anunciado por lord Charring, tuvo
que aplazarse, porque el noble lord, poseía un
Magnífico castillo en el Yorkshire, y éste había
Sido presa de las llamas.
Lord Charring avisado por un telegrama empren-
1ó un precipitado viaje.
Y miss Cecilia quiso esperar á que su tio estu-
viese de regreso para escribir á sir Jorge Stowe,
y confiaba todos los días en que recibiría 6 bien
Una carta ó bien un ramo de éste.
—¡ Y no recibía nada! Persuadido Stowe de que
Newil había visto á su prima, no se atrevió á pen-
Sar más en miss Cecilia,
Esta se perdía en conjeturas acerca del inexpli-
Cable silencio de sir Jorge,
A la caída de la tarde meditaba cuanto la suce:
día, olvidándose de que tenía que cambiar de traje
Para bajar al comedor y de la hora que era.
Y mientras tanto que su pensamiento entero se
Concentraba en sir Jorge Stowe, entró un criado
Y la presentó una tarjeta. Cecilia leyó un nombre
que la era completamente desconocido:
Rocambole
1 Y debajo de ese nombre y escrito con lápiz, se
gía;
Para tratar de un asunto relativo á sir Jorge Stowe,
Como puede suponerse, estas palabras fueron
Un sésamo para lo joven,
Se figuró que sir Jorge la enviaba un mensajero;
Y dijo con mucha viveza al criado:
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