== 134 a
=Espera, —dijo sir Jacobo,—¿Te figuras que es
sólo para satisfacer los odios y rencores de Kali,
para lo que hemos marcado á tantas jóvenes ingle-
sas en el pecho ó en la espalda condenándolas
á perpetua castidad ?
Estremecióse sir Jorge y miró á sir Jacobo,
que prosiguió, pero con acento de creciente desdén,
—Las religiones que, como la nuestra, son obra
de los hombres, ayudan á gobernar al pueblo.
Eres un fanático y hasta ahora creiste en la exis-
tencia de la diosa Kali.
Estas palabras produjeron á sir Jorge el mismo
afecto que si de pronto hubiese estallado un trueno
junto á su oído.
Quedóse mirando al capitán de cipayos con me-
lroso asombro, casi con miedo.
El hombre que se hallaba en su presencia, y al
jue en adelante debía obedecer, era un impío
y renegaba de su fe, Ese hombre negaba la existen-
sia de aquella divinidad, por la que con tanta
'recuencia ensangrantara sus manos,
¡Y la diosa no aniquilaba en el acto al incrédulo!
¡Y el baronet sir Nively seguía sonriendo con
1quella sonrisa serena y burlona!
Comprendió el último todo lo que pasaba en el
ínimo trastornado de sir Jorge Stowe, y volviendo
í colocar ante los ojos de éste aquella misteriosa
arden que le convertía en su jefe, le dijo con acento
le soberana autoridad:
—¡Me escucharás hasta el fin!
Sir Jacobo Nively iba á emprender la pesada
'area de hacer que brotase un rayo de luz en las
tinieblas que envolvían la misteriosa asociación de
los Estranguladores,
XXX
£¿n cuanto á sir Jorge Stowe no se había repues-
to aún de la emoción que le habían producido las
extrañas palabras del baronet sir Nively,
—Hace más de sesenta años que existe nuestra
asociación, —siguió diciendo éste,