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—¡ Calla! —exclamó el clubman.—Aquí Hay uno
que creo podrá quizás darnos algunos detalles.
—¿Sobre qué?—preguntó sir Jacobo,
—¿No sois amigo de sir Jorge Stowe ?—voreguntó
el miembro del club,
Sin duda.
Y sir Jacobo se estremeció otra vez.
—Entonces lo sabéis todo.
—Pero, ¿el qué he de saber?
—Pues que sir Jorge Stowe ha raptado á miss
Cecilia,
El asombro que se reveló en el rostro de sir Ja-
cobo Nively, probó á sus respetables compañeros
del club West India, que no sabía absolutamente
nada y que sir Jorge no le había enterado de sus
proyectos,
—Veamos, señores de qué se trata—preguntó.
—Pues ya os lo dijimos; de que sir Jorge Stowe
llevó á cabo la noche pasada el rapto de miss
Cecilia,
—¿Con consentimiento de ella?
—¡ Naturalmente! E
—Yo creía, —dijo fríamente sir Jacobo,—que le
habían concedido de buen grado la mano de la her-
mosa miss Cecilia,
—No, porque á última hora el padre y la madre
se negaron rotundamente á ello,
—¿Y su tío?
— También se opuso,
—¿ Y entonces llevó adelante el rapto?
—Si, es decir, —dijo un caballero joven, que pare-
cía estar muy bien enterado, —miss Cecilia pretextó
una indisposición y se retiró temprano á sus habi-
taciones,
—i Y después?
Una hora más tarde salían de su hotel por una!
puerta de escape, en compañía de una doncella que
se dirigía á la estación de Duovres, en donde la
estaba aguardando sir Jorge Stowe,
Esta mañana han llegado á Calais, en el momen-
to en que, inquietos sus padres al no verla en ningu-
na parte, entraban en su cuarto y encontraban