Full text: Los estranguladores (2)

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De pronto el Muñeco, que se había ocultado en 
el hueco de una puerta, se estremeció á Su pesar. 
En el recién llegado reconoció á Osmanca, 
—¡Bueno!—se dijo.—Creo que estoy sobre la 
pista. Lo que es ahora no pierdo de vista á ese par 
de granujas. 
Y los siguió sin perderlos de, vista ni un momento, 
XII 
Con gran facilidad se adivinará el resto. 
El Muñeco siguió á Osmanca y á su cómplice 
hasta las puertas de Londres. 
Una vez en las afueras, les vió internarse en la 
llanura y tomar un camino que se dirigía hacia 
aquel resplandor rojizo que indicaba el sitio en que 
estaba emplazady el campamento de los gitanos. 
Por más que no podía comprender absoluta- 
mente nada de lo que decían, oyó la palabra gené- 
rica Gipsy, que significa bohemio ó gitano, y les vió 
a] mismo tiempo que señalaban con la mano el res- 
plandor rojizo, 
Desde aquel instante no dudó ya más el Muñeco, 
Cuando Osmanca y su cómplice se ocultaron en- 
tre los setos que bordeaban el camino, hizo él otro 
tanto á cierta distancia de aquel lugar. 
A esto se debía el disparo que hizo morder el 
polvo al indio y salvó á Gipsy. 
Rocambole se inclinó con viva ansiedad sobre la 
joven. 
Tenía miedo de que el tiro disparado por el Mu- 
ñeco la hubiese herido. 
No sucedió, sin embargo, nada de esto, 
Gipsy se desmayó en el momento mismo en que 
Rocambole caía al suelo y el indio se apoderaba 
de ella, 
Rocambole no perdió un tiempo precioso pidien- 
do explicaciones al Muñeco, limitándose á decirle: 
—Lo que hiciste está nuy: bien Eres el más inte- 
ligente de; 10405, y
	        
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