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De pronto el Muñeco, que se había ocultado en
el hueco de una puerta, se estremeció á Su pesar.
En el recién llegado reconoció á Osmanca,
—¡Bueno!—se dijo.—Creo que estoy sobre la
pista. Lo que es ahora no pierdo de vista á ese par
de granujas.
Y los siguió sin perderlos de, vista ni un momento,
XII
Con gran facilidad se adivinará el resto.
El Muñeco siguió á Osmanca y á su cómplice
hasta las puertas de Londres.
Una vez en las afueras, les vió internarse en la
llanura y tomar un camino que se dirigía hacia
aquel resplandor rojizo que indicaba el sitio en que
estaba emplazady el campamento de los gitanos.
Por más que no podía comprender absoluta-
mente nada de lo que decían, oyó la palabra gené-
rica Gipsy, que significa bohemio ó gitano, y les vió
a] mismo tiempo que señalaban con la mano el res-
plandor rojizo,
Desde aquel instante no dudó ya más el Muñeco,
Cuando Osmanca y su cómplice se ocultaron en-
tre los setos que bordeaban el camino, hizo él otro
tanto á cierta distancia de aquel lugar.
A esto se debía el disparo que hizo morder el
polvo al indio y salvó á Gipsy.
Rocambole se inclinó con viva ansiedad sobre la
joven.
Tenía miedo de que el tiro disparado por el Mu-
ñeco la hubiese herido.
No sucedió, sin embargo, nada de esto,
Gipsy se desmayó en el momento mismo en que
Rocambole caía al suelo y el indio se apoderaba
de ella,
Rocambole no perdió un tiempo precioso pidien-
do explicaciones al Muñeco, limitándose á decirle:
—Lo que hiciste está nuy: bien Eres el más inte-
ligente de; 10405, y