Full text: Los estranguladores (2)

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tu más tierna infancia, lo que había hecho que 
fuese su madre la que le educó. 
Sir Jorge y el capitán de cipayos cambiaron una 
rápida mirada, y el primero comprendió que el 
segundo tenía que decirle alguna cosa muy impor- 
tante y le preguntó: 
—¿Queréis jugar una partida, sir Jacobo? 
—No hay ningún inconveniente, —respondió el 
baronset, 
Un criado les preparó una mesa de juego, y Se 
instalaron en un salón vecino que estaba completa- 
mente desierto, porque la importante partida de 
whist atraía á todos los concurrentes, apostasen 
5 110. 
Sir Jorge se puso á barajar y el criado se alejó y, 
entonces dirigió la palabra á sir Jacobo Nively, 
empleando para ello uno de los dialectos indostá- 
nicos, 
Y sir Jacobo le respondió: 
—Hay novedades, Luz de Oriente, 
—¡Ah!—exclamó sir Jorge. 
—Sí, Luz de Oriente;—añadió sir Jacobo dando 
pruebas del profundo respeto que le inspiraba su 
interlocutor—tienes traidores en tu casa. 
—¿ Quieres hablar de Gurhi?—preguntó sir Stowe 
con mucha viveza. 
—No, me refiero á Jan, tu ayuda de cámara. 
—¿ Qué es lo que hizo ?—preguntó sir Slowe cuyo 
rostro se coloreó ligeramente, 
—Te hizo traición. 
*—¿ Cómo ? 
—Escúchame... y sir Nively se aseguró con una 
rápida ojeada de que nadie podía escucharlos y 
luego preguntó: 
—¿ Amas á miss Cecilia? 
—No, pero quiero casarme con ella, 
—Esto es lo que yo quería decir. Miss Cecilia tie- 
ne millones, y para la causa que defendemos nece- 
sitamos mucho dinero, ¿no es así? 
—¿ Y qué más hay ?—preguntó sir Jorge después 
de hacer un signo afirmativo con la cabeza. 
—La mayor parte de los que cuentan con un buen
	        
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