Full text: Historia de un crimen (3)

mozos del muelle de Bercy, y luego dijo que se 
iba a comer a un figón de la vecindad. 
Y se marchó. 
Al ir a volver la esquina de la calle de Vert- 
Bois, se encontró cara a cara con un hombre 
que seguía su camino con tal precipitación que 
le tropezó' al pasar. 
Dispensadme, buen hombre — dijo con voz 
conmovida. Era Milón. 
Este no reconoció a Timoleón; pero el pre- 
tendido agente de colocaciones lo reconoció en 
seguida. 
Bueno—se dijo; —Rocambole y Milón andan 
buscando a Vanda, y viene a enterarse de si la 
han visto en casa del frutero. 
Y continuó su camino riéndose silenciosamente 
bajo su gorra de doble visera. 
El nuevo inquilino del frutero no regresó a 
su casa hasta las diez de la noche, y cogió en la 
tienda una valmatoria de cobre y una llave. 
En la trastienda y en una mesa cubierta con 
un grasiento itapete, estaban jugando dos hom- 
bres. j 
Timoleón, que conocía a todos los ladrones de 
París, reconoció en seguida al Guillotinado y al 
Muerte de los Valientes. 
¡Bah! Esos son los guardias de corps del 
señor Muñeco -se dijo. 
Y se marchó a su cuarto después de dar las 
buenas noches al propietario y a su esposa, 
Apagó la vela, y se puso al acecho detrás de 
las persianas, diciéndose: 
Esperemos ahora a que cierren la tienda del 
frutero.
	        
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