Full text: Historia de un crimen (3)

sobre las calles de Londres con prodigiosa ins- 
tantaneidad. 
»A eso de las nueve de la noche se retiraron 
todos los coches; muchos transeuntes, temiendo 
alguna desgracia si continuaban su camino, se 
refugiaron en los establecimientos públicos aun 
abiertos, y en ellos esperaron a que la niebla 
disipase un poco. 
»La niebla, sin embargo, en vez de aclararse, 
íbase espesando por momentos. 
»Sólo una joven se atrevió a atravesar aquel 
océano de bruma, siguiendo en línea recta su 
camino con un paso rápido y llevando extendidas 
las manos hacia adelante, para evitar un tropiezo 
o un choque inesperado. 
»Llegó un momento en que tuvo que detenerse 
ante la puerta de una taberna, en la que, des- 
pués de vacilar un momento, entró. 
»Los establecimientos de aquella clase sólo los 
frecuenta el pueblo bajo y raras veces persona 
de cierta posición entra en ellos. 
Una lady o bien una mistress o miss, es decir, 
una dama de la aristocracia, o una señora o 
señorita de la clase media, en sus diversos grados, 
no franquearían nunea sus umbrales, aunque en 
cambio les diesen una corona y fuese ésta la de 
un imperio. 
» Y, sin embargo, la joven entró. 
»==¿Podríais decirme, señor preguntó al ta- 
bernero,—en qué sitio me hallo ? 
»—Estáls en Charing Cross la respondió 
aquel hombre, que se quedó contemplándola con 
un tanto de asombro. ( 
» En efecto, la joven, cuya belleza altiva re- 
velaba que era una patricia, vestía como suelen 
hacerlo las jóvenes que frecuentan el parque
	        
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