Full text: Historia de un crimen (3)

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duro trance sufrido en Glascow, cuando diera a 
luz. 
El mayor Hof no se detuvo en el cuarto del 
portero más que algunos instantes. 
Tuvo, sin embargo, tiempo suficiente para ha- 
cerle esta pregunta, que Rocambole oyó perfec- 
tamente: 
¿A qué hora suele salir la señorita María 
Berthoud ? 
Habéis de saber, señor, que desde que esa 
señorita tiene una criada y está para casarse de 
un día para otro—respondió el portero, —ya no 
sale por las mañanas como en otros tiempos para 
lr en busca de labor o para devolver la hecha 
a la tienda. 
-¡Ah! ¿Mas no va todos los días a pasearse 
a las Tullerías con su padre ? —preguntó el mayor 
Hof. 
—Sí, señor; cuando hace buen tiempo: ' 
Está bien, gracias: eso para vos—dijo el 
mayor, y echó un luis sobre la mesa. 
El portero saludó inclinándose hasta el suelo, 
Creo que no será necesario encargaros que 
no digáis ni una palabra de cuanto acaba de 
pasar a la señorita” Berthoud. 
Hizo el portero una señal de asentimiento, y 
el mayor Hof se retiró. 
Pasó otra vez por delante de Rocambole, sin 
verle. 
Este se había enterado de las palabras que 
se habían cambiado entre el mayor y el portero, 
——Encontraré a la señorita Berthoud aliora 
lo mismo que dentro de una hora. Lo que me 
conviene en este momento es seguir al mayor. 
Y en efecto, le siguió. 
El mavor siguió varias calles, hasta llegar a 
una en la que había una parada de coches de
	        
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