Full text: Historia de un crimen (3)

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punto, en.uno de los que tomó asiento, diciendo 
al cochero: 
—¡Al Gran Hotel! 
Esto era precisamente lo que quería saber 
Rocambole. 
Si el mayor, como era muy probable, no vivía 
en el Gran Hotel, al menos iba a visitar allí a 
alguien. 
Y esta persona podía muy bien ser miss Elena. 
En efecto, puesto que, según todas las apa- 
riencias, Frantz había sido el cómplice de la 
castellana de Rochebrune, según todas las apa- 
riencias también, una vez que Frantz estaba en 
París, debía hallarse también en él miss Elena. 
Hacía Rocambole todas estas reflexiones e íba- 
las dando solución una a una mientras se dirigía 
a pie hacia la calle Neuve des Capucins que, como 
se sabe, va a parar al bulevar, no muy lejos del 
Gran Hotel. z 
Con mucha frecuencia repetía la pregunta si- 
guiente, a la que no hallaba una respuesta inme- 
diata : 
—¿Qué clase de relación podía haber entre el 
mayor Hof y la señorita María Berthoud ? 
De pronto estremecióse Rocambole, parecién- 
dole que un resplandor muy vivo 1Muminaba su 
esprrítu. 
A creer lo que decía el manuscrito de Roberto, 
miss Elena, es decir, la castellana de Rochebru- 
ne, había tenido un hiio. 
¿Sería el señor Luciano Haas ese hijo ? 
Sintió Rocambole que por Ya frente le corrían 
unas cuantas gotas de sudor frío, al pensar que 
Luciano, que era tan animoso y simpático, podía 
ser hijo de aquel monstruo que había asesinado 
(1) Véase «La Posada Maldita».
	        
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