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—¡Equivocada!
—Sí, porque á estas horas, Ali Remjeh se halla
en la cala con sus compañeros.
Miss Elena exhaló un grito, y luego, mirando
fijamente á Rocambole, exclamó:
—¡Oh! ¡Es imposible! ¡Mentís!
Levantóse Rocambole, abrió la puerta, y dijo:
—Mayor, haced el favor de asegurar á miss Lle-
na, que acabo de decirla la verdad.
Al oir estas palabras, entró un nuevo personaje
en el camarote.
Al verle, trastornóse aún más miss Elena, y lra-
tó de huir.
Aquel hombre era Frantz al que ella también
creía muerto,