Full text: Los millones de la gitana (4)

Y = 
—¡ Busca! —díjole Marta.—;¡Busca! 
Y le hizo oler repetidas veces la hopalanda de 
Timoleón. 
Arrimó el perro la nariz al suelo, husmeó por 
allí, y de pronto lanzó un ladrido. 
—¡Adelante!—dijo el Muñeco. 
—Aquí ya hemos estado nosotros—observó Mi- 
lón que se inclinó para examinar el suelo. 
—¿ Cuándo ? 
—La noche pasada 
Y al mismo tiempo encendió Milón un fósforo 
frotándolo en el pantalón y se bajó para exami- 
nar los carriles que habían hecho las ruedas del 
carruaje. 
- De pronto el Muñeco exclamó: 
—Aquí han estado dos coches. 
—El nuestro de ayer—dijo Milón 
—No, dos de esta noche. 
—¿ Cómo ? 
—Sí, el de Timoleón y el de Rocambole, 
Y el Muñeco siguió al perro que retrocedió, 
—¡Busca aquí! ¡Busca! 
El inteligente animal se puso á leer y husmear 
una de las huellas y no ladró; pero al llegar á 
la segunda, aulló con rabia. 
—Esta es la del coche de Timoleón—dijo el Mu- 
Ñeco, 
—¡Está bien!—dijo Milón, que, á la verdad, no 
comprendía aún: 
—Y pasó antes que el otro, y prueba de ello 
que el segundo dió la vuelta encima de las hue- 
llas anteriores y borró á medias la señal de las 
ruedas. 
—Bien, ¿y qué prueba todo eso?—preguntó Mi- 
lón. 
—Eso prueba: ó bien que Rocambole perseguía 
á Timoleón ó que éste tendió un lazo á Rocam- 
a a cc ac
	        
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