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En cuanto se marchó miss Elena, entró Vanda
en la habitación en que se hallaba Rocambole.
No comprendo, señor, qué es lo que quieres
hacer—le dijo.
No ha sonado aún la hora de las violencias
—Contestó Rocambole
—¿Por qué?
—Porque miss Elena es mujer capaz de dejarse
arrastrar al cadalso, antes de decirnos qué fué
de los millones de la gitana. Y son esos millones
los que necesitamos—concluyó friamente Rocam-
bole,
XVII
Poco más ó6 menos á la misma hora en que Ro-
cambole acompañaba á miss Elena al hotelito de
la avenida de Marignan, llegaba á París el tren
expreso procedente de Básilea.
De él se apeó un hombre de tez bronceada,
bello negro, sembrado acá y acullá de ,
lillo de plata, dientes de deslumbrante blancura
y mirada ardiente,