Full text: Un drama en la India (6)

arena muy fina, y sobre ésta, en distintos sitios, 
se veía alguna que otra mancha de sangre. 
Pero el que derramaba ésta, fuese hombre 6 
mujer, llevaba delantera, porque, tan lejos como 
la mirada podía alcanzar, y mientras que ardía 
la vela, no se veía más que la galería subterránea 
vacia, 
—No me quedan más que tres velillas—dijo á 
su compañero, 
—Pues es preciso economizarlas—contestó éste, 
Y desde entonces, continuaron á obscuras su ca- 
mino. 
El Muñeco, que tenía menos estatura que el co- 
chero, podía seguir andando sin encorvarse. 
En cambio el cochero que tenía casi la esta- 
tura de Milon, se veía obligado á encorvarse mu- 
cho, lo que retrasaba la marcha. 
De pronto, este último, dió un grito. 
Uno de esos gritos de espanto y de terror, que 
son intraducibles. 
Volvióse el Muñeco con mucha viveza, 
—¿Qué es lo que hay ?—exclamó. 
No respondió el cochero. 
—¿En donde estás? ¿Qué te ha sucedido ?—re- 
pitió. 
El mismo silencio. 
Frotó el Muñeco una velilla sobre la lija de la 
saja, y se hizo la llama. 
El cochero había desaparecido. 
En el inomento en que este último iba á ade- 
lantarse para dar un paso, abrióse inesperadamen- 
te una compuerta, que estaba cubierta de arena 
fina, y cedió bajo su peso haciéndole lanzar el 
grito que oyera el Muñeco en el momento en que 
el fiel criado, “al faltarle el suelo, se precipitó ú 
algún tenebroso abismo. 
La compuerta, que tenía un macanismo seme-
	        
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