Full text: Los tesoros del Rajah (7)

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»—Podéis quilaros la venda. 
»Me quité el pañuelo que cunría mis ojos, y 
miré á mi alrededor. Estaba en el boudoir donde 
la víspera había visto á la mujer de la cabellera 
rubia. 
»Y oí el ruido de una puerta que se cerraba, 
Estaba también solo. 
>Los jarrones estaban en el mismo sitio. Me 
aproximé, y me fué fácil reconocer las flores. 
¿Cada una de ellas tenía propiedades para pro- 
ducir el sueño. 
»En vano querré luchar y resistir, pero me pa- 
sará como ayer, dentro de una 6 dos horas quodaré 
dormido. 
> Y mañana?—afadí sonriendo. 
>Rumia, que conoce las propiedades de estos 
perfumes, tal vez ignora que exisien otros para 
contrarrestarlos, 
»Me resigné 4 esperar para penetrar en el miste- 
y rio que la envolvía. 
»Permanecí solo diez minutos, pasados los cua- 
les, apareció más bella que la víspera, 
»Su sonrisa embriagaba y sus labios respiraban 
placer; tenía una púdica y provocativa mirada que 
trastornaba la cabeza, 
»Las cosas pasaron como la víspera. Mi cabeza 
fué paulatinamente perdiendo el conocimiento en- 
tre sus caricias, y sueño ó realidad, volví á ver el 
mismo fantasma de la noche anterior. 
»Desde este momento, mi voluntad luchó por 
algún tiempo, hasta que las flores hubieron ejer- 
cido en mí toda su influencia. Mi cabeza se abru- 
maba poco á poco, y entre tanto Rumia me prodi- 
gaba sus caricias; mi razón enloquecía por la rca- 
lidad, y el fantasma que había visto aparecer. To- 
do esto hizo que mi voluntad luchara por más 
tiempo con el desvanecimiento, y en aquel estado 
wí distintamente el fantasma, Y cuando $8 CgIra- 
ye
	        
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