Full text: La maestra de párvulos (1)

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Y entró de puntillas en su cuarto y se melió 
en la cama, procurando no mover los mucbles 
y hacer el menor ruido posible. 
Una vez acostado, quedóse el Dandy profun- 
lamente dormido, gracias 4 los vapores de la gl- 
nebra mezclada al bitter, y soñó que era realmen- 
te un rico (caballero y que hacía caracolear un 
caballo de pura sangre en los paseos de Hyde 
Park. 
Cuando lo que se sueña es agradablo, se duermo 
más. | 
Londres no «es, por otra parte, 'una población. 
madrugadora y en ella se vive de noche. Por la 
mañana nadie se mueve antes de las nueve ó las 
diez. 
El Dandy estuvo durmiendo hasta cerca de las 
diez y media de la mañana, 
Al despertarse se dió cuenta de que no era un 
gentleman ni mucho menos y exhaló un profun- 
do suspiro. 
Acordóse después de la irlandesa. 
En un abrir y cerrar de ojos endosóse el men- 
digo su frac negro, anudóse la corbata blanca y A 
se halló en estado de poderse presentar en el cuar- 
to de Juana. 
Llamó á la puerta y no le respondió nadie. 
Volvió á llamar por segunda vez y-no tuvo tam- 
poco contestación. 
Fijóse entonces en un detalle que le había pa- 
sado desapercibido: la llave estaba puesta en la 
cerradura. ] 
Dominado por una vaga inquietud, dió la vuel- 
ta 4 la llavo y entró en el cuarto. : 
Estaba éste vacío, entreabierta la ventana, y la 
cama deshecha apenas. ' 
Trastornado, sin darse cuenta de lo que hacía, 
salió idie la habitación y, bajó á la que le servía de 
despacho,
	        
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