Full text: La maestra de párvulos (1)

| 
f PPNANRRRA 
— 27 
—Es preciso que mi hijo y yo estemos allí para 
la misa de las ocho. his 
—Siendo 'así OS gi iia á las siete; que- 
rida, buenas noches. 1, 
Ye 'mistr ess Fanoche encendió una vel: 1 que dejó 
sobre la mesa, y, Rca de hacer una caricia al 
niño, se retiró. ; 
Al quedarse sola con su hijo, fuand la irlande sa, 
lo cogió en sus brazos. 
El niño se había puesto muy serio otra vez. 
—¿Es qué nos vamos á quedar aquí, madre? 
-Sí, hijo mío. 
-¿ Durante mucho tiempo? 
—Hasta mañana. 
—Está bien; ¿y nos iremos después? 
1 
—No habrá más remedio—contestó la irlandesa. 
ar ando. ( 
—¿ Y por qué no nos vamos en seguida ? 
Porque es imposible, hijo mío. 
—¡Ah!—exclamó el niño. 
Y se quedó silencioso; y luego, mientras que su 
madre le desnudaba para, meterlo en la cama, aña- 
dió en voz baja. 
—Tengo miedo. 
—¡¿ Y por qué has de tenerlo?—pr eguntó la po- 
bre madre. 
Porque esa niña me dijo que no convenía que 
continuásemos aquí. 
—¿ Qué más te dijo? 
—Quo esas mujeres son muy malas y que me 
pegarían. ; 
—¡ Acaso mo estoy yo aquí para defenderte? 
—Es verdad... entonces nos quedaremos, pero 
nos marcharemos mañana ¿no es verdad? ¿Me Jo 
prometes? : 
—SÍ. 
—Si es así, buenas noches, madre. > 
"ls ll 
A
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.