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Dijo el niño y se acostó, y poco después dormía
con un sueño profundo.
La irlandesa Juana se arrodilló á los pies de su
cama deseando rezar y dar gracias á Dios, que no
la había abandonado. De pronto sintió un calor
extraordinario, que le subía desde el pecho al ros-
tro,
Púsosela muy pesada la cabeza y sintió irresis-
tibles deseos de dormir, lo que atribuyó al can-
sancio,
Quiso ponerse en pie y no pudo lograrlo; inten-
tó pedir auxilio, mas su crispada garganta no pro-
dujo ningún sonido. De repente se la cerraron los
ojos sin que la fuera posible abrirlos, y se desplo-
mó como 'una masa inerte sobre la alfombrita de
lana ordinaria que estaba tendida á los pies de la
cama. y
Abrióse en aquel mismo instante la puerta de
la habitación y se presentó mistress Fanoche, se-
guida de un hombre. de rostro de expresión, si-
niestra,
1V,
¿Quién era el nuevo personaje?
Esto es lo que vamos á decir en pocas palabras.
Apenas salió la: irlandesa del saloncito, cuando
la escena cambió en seguida.
Hizo mistress Fanoche un signo y obedeciéndole
calóse furiosa los lentes la huesosa vieja sobre la
ganchuda nariz y dijo con acento imperioso y
aire maligno:
—¡Vamos! ¡Largo de aquí! ¡A acostarse, mala
simiente!
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