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En la plaza desembocaban unas cuantas calle-
juelas sombrías y estrechas, siendo aquel uno de
los sitios más característicos del Wapping.
En los alrededores reinaba un silencio de muer-
te, Webiéndose esto á que el Wapping no se des-
pr hasta después de las doce, hora en que
abren sitios que no tienen nombre, teatros cu-
So público se compone siempre de mujeres per-
didas y dde ladrones, y bailes á los que concurren
las mujeres con los pies desnudos porque no tier
nen zapatos.
| No habían sonado aún las doce, y, el Wapping
“no daba señales de vida.
iy Detúvose el carruaje,
'' Wilton cogió: otra vez en sus brazos á la irlan-
desa, y se aspeó.
jr Acercóse á lun banco y la dejó tendida á lo lar-
go sobre la piedra.
. —Ahí estará perfectamente—dijo;—y quién sabe
si da persona caritativa se hará cargo de ella,
i —Una mujer bonita encuentra siempre asilo—
contestó ¡el cochero echándose á reir,
'- —La verdad es que vamos á robar, su dinero á
mistress Fanoche.
Y después de esto, los dos bandidos se alejaron,
dejando á la irlandesa presa del sueño letárgico
y len uno de los barrios más apartados de Londres,
al cual no va, ni aun de noche, ningún ce »ballero,
y en ¡el que una mujer honrada no se atrevería
á entrar.
A lo lejos se oía aún el ruido de las ruedas del
carruaje en los momentos en que el reloj de la
apilla de San Jorge daba las horas de las doce, y
+ Empezaron entonces acá y acullá 4 encenderse
algunas luces tenebrosas, iluminando las ventanas
de las casas inmediatas, ]
El Wapping se despertaba, y la irlandesa seguía
durmiendo, :